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Imagen de Ruta Panamericana con licencia Creative Commons. |
Según el Programa Nacional de Desarrollo Rural Sostenible 2010-2014, la mujer representa el 49,3% de la
población andaluza rural. La población activa de mujeres rurales se ha
duplicado y, a pesar de que sólo en el 28%
de las explotaciones agrarias andaluzas constan como titulares, el
empresariado femenino en el sector agrario ha crecido un 6,7% en los
últimos cinco años. Esta mayor presencia de la mujer en el medio rural tiene,
no obstante, una contrapartida. Según datos del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), entre
las mujeres más jóvenes, de 18 a 29 años, es más elevado el porcentaje de las
que han pensado irse del pueblo, un 43% de media.
Por tanto, uno de los retos de la mujer rural es que la oferta laboral
de los núcleos rurales se asemeje a la de las ciudades. Dicho de otro modo, no
es que no haya trabajo en el medio rural sino que este no se adapta a las
expectativas que, por formación, tiene muchas mujeres jóvenes del medio rural. Esta
situación ha hecho muy común hasta ahora que las mujeres rurales jóvenes -el relevo
generacional- dejara el núcleo rural para buscar
empleo cualificado y acorde a su formación en la ciudad.
Comprensible y
necesario. Yo misma, licenciada en Periodismo y con un Máster de Comunicación
2.0, he pensado en volver a la ciudad después de once años de trabajar en lo
mío en un pueblo (Loja), porque ahora en él no hay ofertas laborales adaptadas
a mi profesión. Sin embargo, en plena crisis, el desempleo afecta a todos los
sectores casi por igual y miles de profesionales cualificados –la mayoría de
ellos, mujeres- están quedándose sin trabajo y, lo peor, sin expectativas de
encontrar otro puesto que se asemeje a su perfil profesional, también en la
ciudad.Para alcanzar y superar este reto, el de la igualdad de oportunidades laborales entre pueblo y ciudad, la incorporación del medio rural a la Sociedad de la Información ha supuesto un paso fundamental, el nexo de unión entre las zonas rurales y urbanas. Es más, se ha convertido en el elemento fundamental de supresión de algunas diferencias. Según revelaba el Estudio Nestea sobre Internet y las Redes Sociales el 45% de los andaluces usa con mucha frecuencia a Internet y, entre ellos, la mayoría son mujeres y jóvenes de 18 a 34 años.
Superar este
reto, la igualdad de oportunidades profesionales, es para la mujer rural de hoy
un paso imprescindible, ya no para ella sino para la
supervivencia y el Desarrollo Rural, porque sin mujeres no hay crecimiento de
la población, que es otro reto, pero en este caso del medio rural.
El
empoderamiento de las mujeres rurales y la conciliación de la vida familiar y
laboral son otros retos, estrechamente ligados al anterior, y por desgracia,
más sensibles que nunca a la crisis económica actual y al imparable escenario
de recortes sociales que vivimos. La formación continua, el espíritu emprendedor y de superación y la confianza
en uno mismo y en sus posibilidades podrán ir cerrando esa brecha
socioeconómica que separa lo rural de lo urbano, la mujer rural de la urbana,
sin que una ni otra pierdan lo que las hacen diferentes: el lugar donde han decido
vivir.
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